lunes, 3 de febrero de 2014

El blog en Cadena Ser

Después de unos meses, vuelvo para contaros algunas novedades importantes. La primera es que, el pasado mes de diciembre, me contactó la Cadena Ser para entrevistarme. Iban a hacer un programa sobre Río de Janeiro y dieron con mi blog, así que me pidieron que fuera a contarles mi experiencia. Yo, por supuesto, accedí :) Les pedí que tratáramos el tema de la pacificación, porque me parece muy importante para entender el porqué de las favelas y porque es algo de lo que no se habla demasiado (o al menos, los medios de comunicación no le dan la importancia que tiene y no dan voz a ciertas posturas). Podéis escuchar la entrevista pulsando aquí, yo aparezco sobre el minuto 15. Espero que os guste :)



La segunda noticia es que vuelvo a Río. En un mes estaré allí para seguir con este blog, terminar mi tesis sobre las favelas y enseñar español en la ONG Mundo Novo, en Chatuba. Ya os iré contando todo desde allí. Até já!

jueves, 25 de julio de 2013

Dos últimos días - Despedida temporal de la favela


Nuestro tiempo en la favela ha llegado a su fin. El día antes de volvernos, el miércoles, tuvimos clases regulares por la mañana. Por la tarde, mostramos a los niños un vídeo que editó una de las voluntarias con muchas fotos de todas las actividades. A los niños les encantó, se sentían muy felices de reconocerse en las fotos. Después, les dimos algo de beber y de picar, era nuestra despedida oficial para ellos. Habíamos traído de España muchas cosas para donar, juguetes y material sobre todo. El primer día que llegamos, hicimos una separación y dejamos varias cositas al margen que podían ser regalos para concursos y cosas similares (cepillos de dientes, combas, panderetas, lápices de colores, etc). Como no los habíamos entregado, le repartimos una cosa a cada niño. En general, excepto los que querían cambiar su regalo porque les gustaba más otra cosa, parecían todos muy felices. Fue una despedida muy bonita. 


Exhibición del vídeo de nuestras 3 semanas 

Además de los que suelen venir siempre, vinieron algunos que nunca había visto. Aunque fuera el último día, me alegré de ver que entraran en contacto con la ONG y que, probablemente, les gustara el ambiente y quieran volver en agosto, cuando lleguen los siguientes voluntarios. Una curiosidad: una de las niñas con las que más relación tenía, se enteró de que tengo 25 años. No se lo podía creer. Vino a interrogarme con cara de susto, diciéndome que era imposible que tuviera 25 años, estuviera estudiando y no fuera madre todavía. Entonces me reafirmé de lo importante que es que tengan ejemplos reales de que existen otras clases de futuros y realidades distintas a la suya. Si os apetece, podéis ver el vídeo más abajo. Si no conocéis a nadie, no es tan interesante, jeje. 



El día siguiente fue bastante más duro. La directora nos hizo una barbacoa estupenda para comer, y después de eso nos íbamos 5 de nosotras. Los niños que venían más a menudo vinieron otra vez a estar con nosotras. Estuvimos bailando y jugando un buen rato, después vinieron las lágrimas. Todos te abrazaban, diciendo que se iban contigo en tu maleta (algunos no lo decían bromeando) y yo, que soy como soy, lloraba como una magdalena. Me fui con el corazón totalmente desgarrado. Sé cuántas cosas se pueden hacer por esos niños, por el simple hecho de que tengan ahí a tu persona. Sé, también, que en tres semanas no se consigue mucho, aunque algo sí hemos logrado. Me fui llorando, sí, pero prometiendo que volvería muy pronto. Algunas de ellas me pedían fecha concreta. Yo sólo pude decirles que antes de enero. Y eso haré. Vuelvo a la favela muy pronto. Ahí he encontrado mi lugar, al menos de momento. 

Neuza, la cocinera oficial

Ahora, que escribo desde mi cómoda habitación en Madrid, sigo echando de menos mi litera en la habitación de la ONG, los baños con puertas de plástico corredera que no terminan de cerrar bien, el sonido de la autopista que pasa por encima de la favela. Y los niños, y ¡hasta los petardos que avisan de que viene la policía! Lavar a mano, la fruta, la gente...cosas que perdimos hace mucho tiempo aquí y que forman parte de mi esencia. 

Por eso, no me despido de este blog. Simplemente es una pausa de unas semanas. Espero retomarlo muy pronto y seguir contando mi experiencia desde allí: Parada de Lucas. 

Buenas noches :)




lunes, 22 de julio de 2013

Último fin de semana - Salvador de Bahía

Tengo esto abandonado; lo sé. Pero eso quiere decir sólo una cosa: he estado tan ocupada siendo feliz que no he tenido tiempo de pararme a escribir. :)

Como os conté, este fin de semana fuimos a Salvador de Bahía. Es la capital del estado de Bahía, en el noreste de Brasil. En ella viven cerca de 3 millones de personas. Está a unas 11 horas de Río en coche, y a 2 y media en avión. Allí nos quedamos en el hostal Galería 13 porque nos lo habían recomendado, que está en Pelourinho, el barrio más histórico y mejor cuidado. El hostal no está mal. Es muy acogedor (tiene suelo y techos de madera). El inconveniente es que el dueño es un poco prepotente y las zonas comunes bastante pequeñas. Por lo demás, también lo puedo recomendar. 

Salvador de Bahía
Salvador es precioso. Tiene muchísima arquitectura colonial, los edificios son esplendorosos. ¿El problema cuál es? Que sólo la zona turística está limpia y cuidada. El resto de la ciudad es suciedad, desorden, abandono y desastre. En el barrio de Pelourinho, TODOS  los edificios que están en el paseo marítimo están abandonados y en ellos viven personas sin casa y adictos al crack, que es algo de lo más común aquí. Nunca había visto tanta gente durmiendo en la calle y tantos drogadictos en un lugar (incluso niños). La policía patrulla durante todo el día, y te encuentras a un agente en cada esquina. El mismo día que llegamos, íbamos a coger una calle y la gente de un bar cercano empezó a gritarnos que no podíamos ir por allí porque era muy peligroso (después, en taxi, sí fuimos por esa calle y, efectivamente, era peligrosa). En fin, que Salvador es sólo un pequeño reflejo de la desigualdad en el país. Los hoteles más prestigiosos están junto a casas humildes y barrios de drogadictos. 



La noche que llegamos nos acercamos a otro barrio, Rio Vermelho, que es donde más marcha nocturna hay. Es una especie de La Latina madrileña, me recordó mucho a España. La gente llenaba las terrazas de la calle, a pesar de que había estado lloviendo y seguía bastante nublado. Tomamos algo en una de ellas y después, para suerte mía, fuimos a bailar salsa!!! Sí, aquí también bailan!!! El lugar se llamaba Sunrise y tenía música en vivo de una banda bastante buena. Estuvimos bailando mucho rato. Para los salseros que me leáis: no, la gente no baila muy bien salsa. Los brasileiros en si saben moverse bien, así que dan el pego. En el local sólo había 3 chicos que sabían bailar debidamente, pero el ambiente era muy bueno. 
Salseando en Salvador :)

A todos los lugares se puede llegar en taxi, son bastante baratos. El precio se puede fijar antes (si sabes bien cuánto puede costar) o pedir que te den uno con taxímetro, si crees que regateando vas a salir perdiendo.

Al día siguiente fuimos a explorar un poco la ciudad y nos dirigimos al mercado modelo para comprar algunos souvenirs. Hay un ascensor que cuesta 15 centavos y sirve para conectar el Pelourinho con la zona del muelle. Por distancia, se puede ir caminando perfectamente. Mi compañera de viaje y yo fuimos a ello, y a medio camino nos dimos la vuelta y comprendimos la razón de ser del elevador. La calle por la que íbamos a pasar, aunque era muy amplía y junto al paseo marítimo, estaba llena de drogadictos (todos los edificios del lugar, como dije antes, abandonados). Así que volvimos al ascensor, que era bastante más seguro. Lo usan muchísimas personas. Después del mercado, nos apuntamos a un tour de 2 horas que ofrecía el hostal. El guía era de Salvador y nos contó bastante curiosas. El tour no era muy bueno, bastante básico y no nos enseñó nada que no pudiéramos ver nosotros mismos. La parte positiva fue conocer a las demás personas del tour y al guía. Como curiosidad, contaros que la ciudad tiene 365 iglesias, uno de los lugares con mayor número del mundo. La religión más practicada es el camdomblé, de origen africano. Como casi todas las religiones de los lugares colonizados, ésta también tiene matices impregnados de catolicismo (a pesar de que, hasta hace poco, fue religión prohibida). El guía nos contó que la capoeira también estaba censurada hasta los años 50. Curioso, ¿verdad? Cuando acabó el mini tour nos encontramos con una batucada en plena calle. En Salvador se respira arte por todas las calles. 

Praça de Ça, Pelourinho
Por la tarde nos juntamos con las personas que conocimos en el hostal (qué maravilla de invento esto de los hostales!) para ir a un festival de jazz que se celebraba en el Museo de Arte Moderno.  Por 6 reales (unos 2 euros) asistimos a un concierto bastante bueno y en un ambiente inmejorable.

Festival de Jazz. Museo de Arte Moderno
Más tarde, volvimos a la zona de nuestro hostal a buscar un concierto de samba que nos habían dicho que era esa misma noche. Nos equivocamos de lugar y entramos en un concierto de hip hop que no estaba nada mal. Un rato después encontramos la samba y allí nosi invitaron a ir a una discoteca cercana que era gratis, así que nos dirigimos todos para allá. Para mi sorpresa, era una discoteca de dancehall y reggae (mi música preferida después de la salsa). Estuvimos bailando hasta cerca de las 2 de la mañana y conocimos la comunidad rasta que había por la zona. ¿¿Quién me iba a decir que iría a Salvador para bailar salsa y dancehall??

Compañeros de hostel, gente incréible
El domingo lo tomamos con tranquilidad. Fuimos al barrio de Barra y estuvimos todo el día en la playa. La playa no tiene nada de especial. Es donde va todo el mundo de la ciudad (y eso que nosotras anduvimos un rato para encontrar alguna un poco más lejana). Está bastante sucia y las corrientes son un poco peligrosas. Nos contaron que había muchas otras playas preciosas pero estaban demasiado lejos como para ir hasta allí teniendo tan poco tiempo. 

Por la tarde, nos ocurrió una de esas cosas que te hacen reasegurarte de que la vida tiene sus razones y de que no existen las casualidades. Estábamos en el hostal, preparándonos para ir a cenar, cuando entró el dueño del hotel en la habitación para enseñársela a un nuevo compañero de habitación. Y, ¿¡¿quién creéis que era?!?! El irlandés que encontré el fin de semana anterior en Ilha Grande, en otro hostal!!! Entre todas las ciudades, momentos y hostales que existen, la vida nos lo volvía a poner en nuestro camino. Increíble! Fuimos a cenar con él y a tomar unas cervezas en un lugar donde había música en vivo en la calle. 

Batucada na Rúa, Salvador
Salvador es sinónimo de arte, cultura y música en todas sus expresiones y de la mejor calidad. La gente, como todos los brasileiros en general, son las personas más amables que he conocido. Da igual su edad o sexo, cualquier persona que te encuentras te ayuda, te habla, te cuenta su vida. Uno de los días entramos a una tienda de música a buscar libros de partitura. El dueño nos intentó ayudar (no tenía) y empezó a hablar con nosotras. Acabó tocándonos 5 canciones con una guitarra dentro de la misma tienda y transmitiéndonos esa alegría de vivir, esa humildad y generosidad que caracteríza al país entero. ¡Cuánto tenemos que aprender de ellos!!



  El domingo por la noche ya teníamos que irnos. Me fui con pena porque me habría encantado quedarme más días, pero feliz de haber conocido un lugar con tanto encanto y haberme encontrado con personas tan increíbles. ¡Viva la vida!

viernes, 19 de julio de 2013

Una semana para volver - Picnic y boda en la favela

Ha sido un día muy completo. Por la mañana, he estado divulgando con la organizadora. He registrado la ONG en un portal muy conocido en Brasil donde se publican muchas ofertas de voluntariado. De momento, nuestra prioridad es encontrar alguien que de refuerzo escolar. Aquí hace muchísima falta apoyo extraescolar para ayudar a los niños en las cosas más básicas. Podéis ver las ofertas de la ONG aquí, y si queréis compartir, estáis invitados :) 

La tarde fue muy divertida. Tenemos un campo de fútbol pequeño cerca de la sede. No habíamos ido nunca porque siempre está ocupado, pero ayer nos acompañaron dos de los profesores de guitarra para pedir a los chavales que estaban jugando que nos dejaran un hueco. Aunque parezca raro, los niños que llevamos estaban super ilusionados. Es algo que, aunque lo tienen cerca, no suelen hacer porque siempre está ocupado. Estuvimos jugando y cantando un rato. Era bastante difícil mantenerles calmados porque eran muchos y muy revueltos. Se nos ocurrió jugar al limbo y les encantó. Ninguno lo conocía! Nos lo pasamos muy bien :)

Juego de la pelota caliente

Juego de la pelota caliente


Después de esto, anduvimos a una zona cercana donde hay un par de mesitas de piedra a hacer un picnic con los más mayores (mayores de 5 años). Los que podían, traían algo de picar. Nosotras compramos algunas cosas también. Lo pasamos super bien, se veía a los niños muy felices. Ver cómo disfrutan, como ríen, como se olvidan de que viven rodeados de violencia es una sensación increíble. Los niños aquí son mucho más abiertos que los españoles. Te ven un día 5 minutos y cuando te encuentran al día siguiente se acuerdan de cómo te llamas, te abrazan, te besan...son muy cariñosos.

El limbo en la favela :)

El maluco vino a visitarnos en medio del picnic y todos los niños fueron corriendo a saludarle y abrazarle (le habían visto un día durante una hora) Las niñas empezaron a decir que somos novios y le robaron 2 reales de su mochila para ir a comprar dos anillos y preparar una boda express. Me habría gustado que vierais la ilusión que tenían. Todas las niñas, cuando te ven, empiezan a decirte que eres su madre. Creo que están muy necesitadas de una figura adulta, y aún más de la estructura madre-padre. En fin, que nos casaron y se lo tomaron totalmente en serio. Es alentador ver que las niñas, a pesar del entorno malicioso, conservan gran parte de su inocencia. 

Picnic com as crianças

Sólo tengo una cosa negativa para contar. Tuvimos un pequeño percance que me dejó bastante triste (a mi más que a cualquiera de los niños, que ven la muerte como algo mucho más natural). Había un gatito casi recién nacido en el campo de fútbol en el que jugamos antes del picnic. Estaba enfermo y merodeando por la zona. Estaba claro que le quedaba poco para morirse. Uno de los niños lo sacó del campo y al cabo de unos minutos todos los niños se alborotaron porque acababa de pasar un coche y lo había atropellado. No quiero dar más detalles, pero se me aguó el día. Os cuento esto por lo siguiente: al llegar a las mesitas donde hicimos la merienda, los niños sacaron el tema del gato. Estaban preocupados, pero no tanto como lo estaba yo. Empezaron a hablar de que algunos ya habían perdido a su abuelos (hablo de niños de entre 5 y 8 años); y uno de ellos dijo, con mucha naturalidad, que su padre estaba muerto. Los demás niños siguieron hablando como si nada. Me quedé asombrada. Ese niño no tenía padre, lo había dicho sin pena y a los demás niños les parecía de lo más normal. Estuve observándole después mucho rato. Me habría gustado saber qué le pasó a su padre, si él lo conoció, si él de verdad estaba tan bien como aparentaba. En nuestra favela murió muchísima gente y era un hecho de lo más cotidiano. Por suerte, las nuevas generaciones sólo representan pequeñas huellas de la matanza que hubo. 

Este fin de semana lo vamos a pasar en Salvador de Bahía. A la vuelta os contaré más cosas! :)